Charlie Montana D.E.P

Conocí al grupo Mara como tenía que ser: un cassette traído por un vecino que se fue un año al gabacho y cuando regresó trajo consigo material que de otra manera no hubiera escuchado en mi vida residencial de esa época. Era 1991, trajo consigo Mara, Banda Bostik, Haragán…

Recuerdo escuchar el LP Maniquí, Ficheras del rock y Esperando la noche en mi grabadora por las noches; encajó perfectamente con mi adolescencia: rock, rebelde, marginal, era perfecto para separarme de mis compañeros de escuela; ellos no sabían de qué estaba hablando y si lo descubrían era demasiado “naco” para ellos.

Obviamente fui a esas tocadas, mi primera impresión fue de antología: Mara en el escenario (aunque con Aldo cantando) dos grupos de personas a mi lado se empezaron a golpear, conocí las monas (estopa con activo) y le aventaban botellas llenas de miados al escenario, vaya ¡no decepcionó en nada! pero sí daba miedo.

Uno de mis argumentos respecto a Charlie Montana o Alex Lora es que sus voces son como las de buenos cantantes de rock: distorsionadas, con actitud y contestarias.  De hecho siempre he creído haber escuchado a Charlie Montana cantar en inglés y era AC/DC… no sé.

El sentimiento de inferioridad, el racismo, el clasismo no han dejado apreciar estos materiales como lo que son: un buen grupo, auténtico glam mexicano, hard rock del asfalto diciendo netas que cruzan fronteras.

Después vinieron otras cosas, Vago, otras rolas con el puro Charlie Montana, más relajo, mas desastre, más gentrificación musical.

Todavía fui a ver a Charlie Montana hace menos de dos años en una casa por el oriente de CDMX, buenas rolas y buenos recuerdos y mejor aún me pude identificar como un oyente de Montana por dos décadas y no como otros que nada más conocen 3 rolas 😉

Cuarto 403, en una cama de hotel…

En vivo y sin miedo